Publicado: jul 22, 2020
Autor: Miguel Eduardo Anaya Mares
INTRODUCCIÓN
La enseñanza, al transitar a lo largo de todas las generaciones del ser humano y del pasar de familia en familia, se ha acumulado la experiencia de la sabiduría que es considerada como educativa. Al saber teórico práctico se le suman los diversos conocimientos en los que se analizan los factores que forman el proceso de la educación, donde se identifica que la pedagogía es el resultado obtenido de la suma del conocimiento práctico y el científico para la educación de las personas.
Según la Real Academia Española (2020) la pedagogía es la “ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza”, por lo que de nuestro interés señalar que la pedagogía familiar, por un lado, es alimentada de la pedagogía y de las ciencias que explican la educación en los seres humanos como la antropología, psicología, sociología, didáctica y filosofía. Y por el otro lado, de las ciencias aplicadas a la familia como la medicina el derecho y la economía. Al estudiar de un modo riguroso y sistemático tanto la educación, como las ciencias aplicadas en la familia, se llega a una profunda reflexión sobre la educación familiar (Bernal & Rivas, 2013).
La relación entre la familia, escuela y comunidad debe de ser de manera alineada para que la educación familiar sea llevada a cabo de manera congruente. Donde los niños entienden la manera en que se vive, se respeta y se llevan a cabo las relaciones en la sociedad y su contexto. Cuando se pertenece a un grupo que se encuentra organizado con intereses afines, se observa que la relación se presenta de manera directa en la que se generan mayores oportunidades para aprovechar los beneficios comunes a través de la generación de estrechos vínculos con los participantes, donde estos últimos responden al mismo interés colectivo y mediante las decisiones se logran los acuerdos y acciones colectivas. Con el cumplimiento de cada uno de los objetivos de la pedagogía familiar se manifiesta la fortaleza de mantener las relaciones positivas en la sociedad, lo cual conlleva a fortalecer la relación con el vecindario, la comunidad, la escuela en donde se hacen responsables de su propio desarrollo a través de la debida participación colectiva que logren el bienestar social (Comellas, 2013).
DESARROLLO
La educación familiar es un principio básico en la formación y desarrollo de las personas que a través de un proceso se lleva a cabo la transmisión de saberes teóricos-prácticos para su desenvolvimiento social. Para ayudar a las personas a educarse y por ende desarrollarse en sociedad se requiere del saber educativo, el cual se ha obtenido educando generación tras generación. El saber científico de la educación pertenece a las ciencias bajo la denominación de pedagogía en la que no solamente se refiere a la actividad de formación de los niños sino a un conocimiento sobre la educación en la historia de los seres humanos.
El propósito de la pedagogía familiar es entender el proceso acerca de cómo es llevada la educación familiar desde los tres enfoques que se sitúan a la par (Bernal & Rivas, 2013):
Dentro de la pedagogía familiar se identifican diversos modelos de prácticas educativas en los que se representan como esquemas, en donde se identifican los conjuntos de fenómenos educativos desde la realidad compleja de la familia, lo que se aprende y vive la escuela, y lo que es expresado hacia la comunidad en donde se comprenden los fenómenos con el afán de potenciar, fijar o inhibir una forma de acción individual derivado del estilo educativo ejercido hacia los integrantes de la familia. Los estilos educativos familiares son delimitados por las creencias, valores, conocimientos y actitudes qué expresan los padres hacia los hijos, y derivado de su dinámica compleja la relación entre los modelos de educación familiar y su estilo no es del todo determinística ni predictiva, por lo que es un gran reto alinear a las familias, escuela y comunidad en los valores y creencias compartidas. En la educación familiar debe suscitarse el aprendizaje requerido para adquirir hábitos valores y actitudes que mejoren la convivencia social (Bernal & Rivas, 2013).
La contribución de la familia en la educación y formación de las personas, aunque es informal, ya que no sigue establecidos estatutos o normativas estructuradas por alguna autoridad educativa en la comunidad. Es el punto de partida en la generación de seres humanos integrales que contribuyan a la mejora de la sociedad. Desde que nace un integrante de la familia, mediante el amor y la forma de vivir se muestra la manera en que deberá comportarse ante los demás, por lo que de una u otra manera la familia se comunica con él y lo educa brindándole los principios y las normas que se llevarán a cabo. A través de los diversos sucesos que se viven en las familias, los más jóvenes aprenden acerca del entorno social que los rodea. Por ende, la educación desde el hogar debe ser específica, explicando las razones del porqué de ciertas normas o formas de comportarse para que los niños, desde pequeños, razonen acerca de la importancia de alinearse a los valores y creencias de la sociedad. Todos los integrantes de la familia se involucran en el proceso de la educación y los modelos educativos, por lo que dependiendo de sus edades y lugar ocupado en la familia establecen los vínculos con los demás integrantes respetando así la jerarquía y atendiendo a cada una de sus obligaciones. Si no se cuida cada una de estas percepciones puede presentarse la distorsión en la formación humana, lo que conlleva a generarse desinterés en explicar cada acontecimiento y los jóvenes pueden creer que es derivado de la mala suerte y que los participantes en la familia no ejercen ningún control (locus externo) para mantenerlo correctamente (Comellas, 2013).
Según Bernal & Rivas (2013, p.59) los elementos propios de la educación familiar son:
Algo importante que mencionar es que las costumbres familiares se generan a partir de la repetición de las actividades además los hábitos se adquieren si las personas se convencen propiamente de las razones de dichas actividades. No solamente se trata de alinear a los integrantes más pequeños de la familia, sino también que los adultos aprendan a comportarse familiarmente moldeando los valores, creencias y actitudes referentes a la sociedad acatándose a una disciplina educativa. La ley de la familia es la disciplina de todos y su aprendizaje se basa en el refuerzo de la imitación, del modelado según la capacidad y responsabilidad individual (Bernal & Rivas, 2013, p.76).
Así como cada familia se manifiesta a través de sus propios códigos, tradiciones, rituales, creencias y formas de vivir, tanto en la en la comunidad como en la escuela existe la diversidad de pensamiento y de formación. Gracias a los diferentes puntos de vista se permite una mayor apreciación y comprensión de las situaciones que deben afrontarse en la sociedad con la finalidad de ajustarse a ella en el cumplimiento de los objetivos particulares para un mayor crecimiento y contacto prolongado en el tiempo (Comellas, 2013, p.70). La contribución de las escuelas en la formación de las personas en primera instancia, según Bauman, debe ser visto como como una interacción compleja los tres procesos entrelazados cognitivos, estéticos y morales (mencionado en Comellas, 2013), por lo que al brindar seguridad en los educandos se permite enfocar en los procesos cognitivos aislados de la ansiedad y preocupación.
Permitir que los integrantes de la familia tengan participación social, se realiza por ende una función educadora para ellos. Se refuerzan los lazos de solidaridad, se desarrolla la conciencia cívica y se hace más comprensible el interés general, ya que a partir de ahí se producen nuevos conocimientos del entorno, nuevas formas de actividad y persigue nuevos propósitos de igualdad para la sociedad. Las características de la aportación social de las cuales se aprende es la organización, el compromiso, la conciencia, el ser proactivo y definirse como una persona eficiente.
Las propuestas para un enriquecimiento en la formación y educación de las familias se enumeran a continuación:
CONCLUSIONES
El vivir en sociedad implica estar, en la realización de nuestras actividades, junto a otras personas. Cada quién construye la propia idea acerca de los otros a partir de la memoria sedimentada, procesada de eventos pasados en los que se intercambia la comunicación estableciendo un conocimiento básico de lo cual permite la base de edificación que sustenta las sociedades actuales (Comellas, 2013).
Las relaciones entre la escuela, del profesorado y los padres de familia permiten oportunidades positivas de cambio de actitudes en los niños y adolescentes ya que se basan en el reconocimiento mutuo, identificación, y respeto, en el que se otorga la valorización de los conocimientos brindando los frutos de los conocimientos familiares basados en competencias que permiten la formación académica y de prácticas profesionales a través de un posicionamiento equitativo y horizontal
Es a partir de la pedagogía familiar que se considera viable la construcción de un tetraedro pedagógico: profesorado, alumnado, familia y evolución. Comellas (2013) indica que mediante una globalidad de saberes se superan los límites del aprendizaje académico, para conducir a las familias en la adquisición de competencias de forma global, que inciden en su desarrollo durante el proceso escolar y el desarrollo psicosocial.
BIBLIOGRAFÍA
Bernal, A. & Rivas, S. (2013). Educación familiar: infancia y adolescencia. (pp.53-111). Colección <<Ojos Solares>> Madrid: Ediciones Pirámide. Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.action?docID=11059240
Comellas, M. (2013). Familia, escuela y comunidad: un encuentro necesario. (pp.61-103). Barcelona: Ediciones Octaedro. Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.action?docID=10845194
Navarro, G., Vaccari, P. y Canales, T. (2005). El concepto de participación de los padres en el proceso de enseñanza aprendizaje: las perspectivas de agentes comprometidos. En Revista de Psicología de la Universidad de Chile, X(1), (pp.35-49). Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.action?docID=10102930
Papalia, D., Wendkos, S. y Duskin, R. (2010). Desarrollo humano (11ª ed.). México, D.F.: McGraw-Hill Interamericana Editores.
Real Academia Española (julio de 2020). Diccionario de la lengua española. Conceptos obtenidos de http://www.rae.es/
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