LA TEORÍA DEL DESARROLLO HUMANO.

LA TEORÍA DEL DESARROLLO HUMANO.

Publicado: mar 1, 2022

Autor: Miguel Eduardo Anaya Mares


Para llevar a cabo la presente disertación y generar conciencia acerca de este importante concepto, por principio se retomará la definición propuesta en el primer Informe Mundial de Desarrollo Humano del año 1990, en el que se indicó que el propósito de toda política pública es ampliar la gama de opciones y de oportunidades que se le brinda a la población y, por ende, poder definir diferentes niveles del bienestar humano en los diversos aspectos de la vida. Por tal razón, el Desarrollo Humano se define como “un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los individuos, las más importantes de las cuales son una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente” (PNUD, 1990, p.33), por lo que se enfatiza en poner las necesidades, las capacidades y las aspiraciones de las personas en el foco del esfuerzo del desarrollo.

Todo esto parte desde el movimiento de la teoría humanista en los años cincuenta del siglo pasado, en donde según Mestre y Guil (2010) autores como Abraham Maslow (1908-1970), Carl Rogers (1902-1987) o Viktor Frankl (1905-1997) no coincidían con las posturas freudianas acerca de los procesos conscientes, ya que “para los humanistas los seres humanos tendemos a que nuestras vidas estén determinadas por nuestras elecciones” (p.31). Por lo que empieza a tomar relevancia gracias a sus posturas e influencias la autoestima, el autoconcepto y la percepción de uno mismo, en donde además los tópicos sobre los sentimientos; como el odio, el amor y la esperanza brindan “sentido a la vida y vida a los sentidos” (p.31).

Partiendo de esta premisa, Lafarga (2010) identifica al Desarrollo Humano como “cualquier instrumento, teoría o práctica orientadas a la promoción de la salud personal, individual o colectiva” (p.18), en la que la salud surge como aptitud para el buen desarrollo (Sen, 1998) y es entendida según Sen (1985, 1998, 2000, 2002) “como un medio que permitirá desarrollar sus capacidades y libertades para llevar a cabo sus objetivos y metas” (indicado en Picazzo, E., Gutiérrez, E., Infante, J., y Cantú, P., 2011, p.258), ya que “para que existan más oportunidades lo fundamental es desarrollar las capacidades humanas: la diversidad de cosas que las personas pueden hacer o ser en la vida” (PNUD Guatemala). Sin embargo, ahí no termina, ya que también existen diversas oportunidades altamente valoradas, como lo son: disfrutar las garantías como seres humanos, ser respetados, productivos y creativos, tener libertad social, económica y política.

Según Lafarga (1992) el Desarrollo Humano puede ser entendido desde diferentes perspectivas, como la de la Academia o la de la Universidad, desde los pensamientos abstractos y profundos hasta el sentido práctico; en el que “puede también ser entendido desde la perspectiva de cada una de las disciplinas del conocimiento, como la historia, la filosofía o la psicología y aun desde las de aquellas cuyo objeto de estudio no es el hombre directamente” (p.4). En este caso, las universidades han definido al Desarrollo Humano como “la psicología evolutiva del hombre en sus diferentes etapas: niñez, adolescencia, edad adulta y senectud” (p.5).

También el Desarrollo Humano es apreciado desde diversos niveles, “desde sus fundamentos filosóficos y psicológicos básicos, hasta sus aplicaciones más concretas en la acción individual y social” (Lafarga, 1992, p.4). Además, el concepto es visto desde los dos aspectos que resalta el PNUD (1990): el primero, con la conformación de las capacidades propiamente humanas (mejor salud, destrezas y conocimientos) y el segundo, con el debido uso o utilización que las personas realizan con dichas capacidades (como lo es la producción, ofrecimiento de servicios o las actividades políticas, sociales o culturales), ya que como bien aclara Craig y Baucum (2009) “la mayor parte del desarrollo a lo largo de la vida proviene de la interacción entre la biología y las experiencias” (p.6), si ambos aspectos no están equilibrados puede presentarse la frustración humana.

En una definición más actualizada el PNUD (2016) establece que “el Desarrollo Humano tiene por objeto las libertades humanas: la libertad de desarrollar todo el potencial de cada vida humana” (p.iii). Es por ello que Lafarga (2005) identifica al Desarrollo Humano como un resultado, “en el que dos o más personas se den, a través de la relación descrita, la libertad para ser, es decir, para asumir como propios su pensar, su sentir y su actuar” (p.9). Por su parte Hernando Gómez Buendía, académico, periodista y activista político colombiano, define al Desarrollo Humano como “el aumento de rango de opciones, de escogencias, posibilidades u oportunidades entre las cuales podemos elegir los seres humanos” (Gómez, s.f., 00:16), en el que se considera como “un proceso abierto, continuo y teóricamente inagotable” (01:41), en el que al proveer los ambientes propicios se promueve la armonía entre la naturaleza y los seres humanos (Lafarga, 2005).

Sin embargo, “el desarrollo no es unidireccional” (PNUD, 1990, p.87) y es donde se presenta el riesgo, como por ejemplo en las últimas décadas el avance tecnológico ha facilitado en gran medida la vida humana y ha impulsado fuertemente a la globalización, pero también se ha desatado escalas inimaginables de contaminación industrial. O en el caso del aumento de la velocidad en el transporte, pero con mayor riesgo de sufrir accidentes mortales. Lo que se llega a resaltar es de que el desarrollo, por un lado, tiene aspectos positivos y deseables, pero por el otro, indeseables. Como bien lo menciona Sen (2000) “la superación de estos problemas constituye una parte fundamental del ejercicio del desarrollo” (p.15), por lo que “los desafíos del mundo solo se resolverán si se utilizan enfoques que tengan en cuenta la complejidad y el contexto local” (PNUD, 2018, p.iii).

De acuerdo a la explicación de Gómez (s.f.) el Desarrollo Humano no se aprecia, derivado del crecimiento económico, como el aumento per cápita o el incremento del producto interno bruto de una sociedad determinada y “mira a la persona como medio y como fin” (08:02). Este concepto se diferencia de otras teorías, ya que no va de la mano con la modernización social, que ésta es generada gracias a la creciente complejidad social humana. No se encuentra alineado al paradigma Marxista, en el que se ha determinado el rumbo de la humanidad mediante el juego dialéctico de las fuerzas y relaciones humanas de producción, que desembocan el paso del feudalismo, al capitalismo, socialismo y comunismo. Tampoco se considera, gracias al aumento de las capacidades humanas, en dominar a los fenómenos de la naturaleza, modificándola o destruyéndola, sólo para el beneficio de la sociedad como se ha identificado en la lectura tecnológica. Y aunque el Desarrollo Humano “es considerado como el aumento de la libertad” (06:36), no se puede ilustrar a través de la libertad abstracta del idealismo absoluto alemán, sino de las opciones para que cada persona, al conquistarse a sí misma, pueda sabiamente escoger para lograr el crecimiento personal.

Desde una perspectiva antropológica, según Lafarga (1992) el Desarrollo Humano considera a la persona en todas sus dimensiones, mediante una filosofía centrada en él mismo, de las relaciones interpersonales que brindan las sociedades, acrecentando “una disciplina académica enraizada en la experiencia y en la investigación y una praxis profesional orientada a la facilitación y promoción del crecimiento humano” (p.5) y se refiere como un proceso dinámico de participación y no solamente a la satisfacción de las necesidades básicas (PNUD, 1990). Los departamentos de Desarrollo Humano en la Universidad Iberoamericana y en el Instituto Tecnológico de estudios Superiores de Occidente (ITESO) han enmarcado este concepto como el análisis e investigación de los procesos elementales “intrapsíquicos e interpersonales que impulsan la evolución de la persona, así como el estudio de las condiciones sociales y ambientales que favorecen el buen funcionamiento de la persona individual, de los grupos de personas y de la sociedad” (Lafarga, 2010, p.11).

De acuerdo a Molerio, Otero, y Nieves (2007) al momento de estudiar algunas características para definir al Desarrollo Humano se contemplan cuatro consideraciones importantes:

  1. Se centra en la valoración de la vida, mediante el progreso y bienestar humano.
  2. Se enfoca con el fortalecimiento de las capacidades para que una persona pueda ser y hacer en su vida.
  3. Tiene que ver con la libertad de disfrutar una vida placentera, atendiendo las propias necesidades, aprovechando las oportunidades habilitadoras y las libertades sociales.
  4. Se asocia a la constitución de todas las personas como sujetos los cuales son beneficiarios mismos del desarrollo.

Es importante recalcar que, aunque el Desarrollo Humano tiene aspectos afines y muy estrechos a conceptos usados hoy en día comúnmente en las organizaciones, puede fácilmente confundirse y limitar cada uno de sus verdaderos alcances en beneficio del ser humano. Según el PNUD (1990) el Desarrollo Humano “compagina la producción y distribución de artículos de consumo y la expansión y uso de las capacidades humanas” (p.35). Como lo es el caso del concepto de Capital Humano, definido por Becker (1964) como “el conjunto de las capacidades productivas que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos generales o específicos” mencionado en (Cardona, Montes, Vásquez, Villegas y Brito, 2007, p.18). Gómez (s.f.) expresa que el término de Capital Humano, aunque “comparte con el Desarrollo Humano la idea de que las personas son el motor del desarrollo” (07:37), sólo se encuentra enfocado al resultado de la productividad o material, derivado del aumento de la competitividad de los colaboradores contemplándolos como un medio con tendencias autorrealizantes que impiden descubrir los valores auténticamente propios (Lafarga, 2005).

Como conclusión, y como bien lo indicó Lafarga (2010), puede apreciarse que el concepto de Desarrollo Humano es sumamente amplio. Sin embargo, no es impreciso, ya que como se señala en las definiciones aportadas por los autores presentados, “pude aplicarse a cualquier conocimiento sistematizado y a cualquier acción encaminada a promover la salud, el bienestar y la evolución de la persona humana, individualmente considerada y de sus grupos” (Lafarga, 2010, p.11).

 

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA


Extracto obtenido de:

Anaya, M. (2020). Liderazgo transformacional y su impacto en el desarrollo humano de los colaboradores. Caso de estudio [Tesis de doctorado, Universidad Antropológica de Guadalajara]. Repositorio Académico de la Universidad.

https://repositorioinstitucional.uaslp.mx/xmlui/handle/i/7584

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