EL TRASTORNO DE LA ANSIEDAD.

EL TRASTORNO DE LA ANSIEDAD.

Publicado: jul 6, 2022

Autor: Miguel Eduardo Anaya Mares


INTRODUCCIÓN


En cuestión de salud en México una de las problemáticas más persistentes en la sociedad es el trastorno de la ansiedad, ya que es considerada como la enfermedad mental más común en el país. La ansiedad es el “estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo” (RAE, 2022) y de acuerdo con las cifras de la ENBIARE (Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado) el 15.4% de la población adulta padece depresión: 19.5% para el caso de las mujeres y 10.7% de los hombres. Por otro lado, 19.3% presenta síntomas de ansiedad severa, y 31.3% ansiedad mínima o en algún grado (INEGI, 2021). 

La complejidad del trastorno de la ansiedad llama la atención de médicos, científicos y de los pensadores críticos más importantes en nuestro país. A pesar que desde principios del siglo XXI en México se respiraba una etapa de cierta y relativa estabilidad con la cooperación de tratados internacionales y disfrutando de una palpable tranquilidad económica, hoy por hoy se vive un estado de continua incertidumbre y amenaza propiciada por la pandemia de Covid-19, los recientes cambios políticos y estructurales en los tratados con los demás países, complejidad interna económica, los continuos embates del narcotráfico y la guerra ruso-ucraniana que conllevan al sentimiento y duda acerca de la prosperidad de México para los siguientes años. 

En consecuencia, no es de sorprenderse que se reincida en la búsqueda de tratamientos accesibles y efectivos para mitigar los trastornos de ansiedad presentada en la población. Una buena noticia es que, hoy en día, los psicólogos y psiquiatras pueden ayudar a las personas que padecen esta enfermedad a través de diversas técnicas y medicamentos, los cuales han sido probados científicamente demostrando su eficacia superando la enfermedad de ansiedad en los pacientes diagnosticados y correctamente tratados (Moreno, 2008, p.18).

 

DESARROLLO


La ansiedad, reconocida como una emoción habitual, se integra como parte de los mecanismos de defensa y supervivencia en los seres humanos. Según Ceballos (2010) la ansiedad es un “proceso natural de activación fisiológica que hace movilizar a los seres humanos y otros animales ante el peligro” (p.53). Por su parte Moreno (2008) indica que “es una emoción normal que cumple una función adaptativa en numerosas situaciones” (p.29) y muestra respuestas agrupadas a cotas cognitivas, fisiológicas y conductuales que generalmente suelen provocar un malestar en los individuos. Además, Schlatter (2003) menciona que “es una sensación subjetiva que presentamos ante situaciones que valoramos como amenaza o riesgo ya sea por su carácter novedoso imprevisto o por la intensidad del estímulo” y pone en alerta al cerebro, encargado de gestionar las respuestas correctas del cuerpo (p.11).

La ansiedad es una emoción completa en la que coexisten (Ceballos, 2010, p.81):

1.- Sentimientos personales de temor, miedo, preocupación, intranquilidad, tormento, amenaza o angustia.

2.- Irritabilidad, cólera y pérdida de concentración.

3.- Efectos somáticos y autonómicos como la sudoración, náusea, mareo, ritma acelerado del corazón, cefaleas, malestar general, etc.

 

Derivado de los acontecimientos estresantes, como por ejemplo la pérdida de empleo o separación de la pareja, nuestras reacciones emocionales crean dificultades puntuales para desarrollar la vida cotidiana. En el momento de su afectación, a estas reacciones se les denomina “trastorno adaptativo”, por lo que su intensidad no es tan notable como para considerarse un trastorno de ansiedad (Moreno, 2008). Es aquí donde además se distingue la ansiedad normal a la patológica, en la que “su respuesta de alerta es desproporcionada al evento existente, se manifiesta sin motivo visible y además se prolonga excesivamente en el tiempo” (Schlatter, 2003, p.11).

A la respuesta ante la ansiedad se le denomina lucha-huida, por lo que prepara a nuestro cuerpo de protegernos ante amenazas por las que tenemos que luchar o huir. Esta respuesta es natural y, también reconocida como el miedo, se torna un problema cuando se manifiesta de manera desadaptada, por lo que puede identificarse como un trastorno patológico. El miedo es una función crítica para la supervivencia del ser humano. Ya que advierte, pone en estado de alerta y prepara para reaccionar adecuadamente ante los peligros que amenazan la tranquilidad y la vida del individuo. Los miedos son normales durante la niñez y los síntomas de ansiedad generalmente se encuentran en poblaciones adultas. Clark y Beck (2012) recomiendan que para poder identificar el miedo normal del anormal y saber en qué momento la ansiedad se vuelve excesiva para sugerir una intervención clínica, indican los siguientes cinco criterios, los cuales no serán necesarios que todos se manifiesten en un caso en particular. Sin embargo, algunas de las siguientes características se podrán encontrar en los estados clínicos de ansiedad (p.24):

1.- La cognición disfuncional indica la sobrevaloración de la amenaza en un evento que no es confirmada mediante la observación directa que conlleva al individuo a provocar un miedo excesivo pero incoherente con la realidad.

2.- El deterioro del funcionamiento se presenta cuando el individuo no puede controlarse efectiva y adaptativamente ante la amenaza percibida, por lo que puede quedarse congelado o inclusive generar una respuesta contraproducente aumentando el riesgo o el peligro.

3.- La persistencia se manifiesta cuando la ansiedad dura un mayor tiempo del que podría esperarse normalmente.

4.- Las falsas alarmas se provocan sin estímulo y de manera espontánea, generando así la identificación de un estado clínico en el individuo.

5.- La hipersensibilidad a los estímulos se perciben como una amenaza real y potencial, pero de manera aumentada en los casos clínicos de ansiedad.

 

Los trastornos de ansiedad son considerados como “un grupo de afecciones que tienen en común la sintomatología ansiosa física y psicológica” (Ceballos, 2010, p.53). Por su parte Moreno (2008) muestra que se caracterizan por contener el miedo y la ansiedad como factores principales en el sufrimiento humano, a su vez “el síndrome clínico es el conjunto característico de sensaciones y síntomas que aparecen en la misma persona” (p.31). Aun así, a cada trastorno de ansiedad, se le puede identificar sus características, su génesis y sus tratamientos adecuados. Es muy variada la sintomatología de la ansiedad, en gran parte depende de la biología, así como de las peculiaridades de las personas. Sin embargo, los síntomas habituales de la ansiedad se presentan a continuación:

 

SINTOMAS HABITUALES DE LA ANSIEDAD

SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS

SÍNTOMAS FÍSICOS

SÍNTOMAS CONDUCTUALES

Sensación pérdida de control.

Problemas de atención y memoria.

Miedo.

Desrealización.

Despersonalización.

Falsas creencias.

Ideas obsesivas.

Sensación de amenaza de muerte.

Taquicardia.

Sudoración.

Mareos.

Temblores.

Vértigo.

Náusea.

Diarrea.

Hormigueo en las extremidades.

Malos hábitos, bostezos.

Evitación de malas situaciones.

Hipervigilancia.

Rigidez corporal.

Sentido del ridículo.

Falta de habilidades sociales.

Abuso de substancias.

Problemas sexuales.

Trastornos alimenticios.

Fuente: Ceballos, 2010, p.53. Adaptado por Miguel ANAYA.

 

Se encuentra identificada que la capacidad individual de enfrentar a la ansiedad variará según cada persona y dependerá de estado físico, mental que determine su madurez y además tendrá que ver el lapso de tiempo e intensidad a la que fue expuesto durante la situación de enfrentamiento.

 

Según Ceballos (2010) y Moreno (2008) los trastornos más habituales de ansiedad suelen ser:

1.- La agorafobia se considera como un miedo a encontrarse en situaciones difíciles y temidas. El individuo intentará liberarse del lugar si es que no dispone de ayuda o se encuentra acompañado cuando se le presenta los síntomas o ataques de pánico. Este sentimiento de angustia desarrolla en el individuo comportamientos de evitación que limitan su vida social y profesional.

2.- La fobia social se identifica como el miedo de encontrarse en reuniones sociales y de convivir con las demás personas. Se caracteriza el temor a ser juzgado, evaluado y señalado negativamente por los demás presentándose sentimientos de vergüenza, depresión, pena, humillación y mal estar emocional, lo que produce sentimientos de desánimo, baja autoestima e impide el desarrollo de una vida plena, satisfactoria y feliz. García (2013) indica que en el trastorno de ansiedad social (TAS) se presenta un miedo recurrente en la que la persona teme por ser evaluada negativamente. Además, les tiene miedo a los eventos de actuación e interacción social. Las respuestas psicofisiológicas generales de ansiedad derivadas a la exposición de estos eventos pueden ser: nudos en la garganta, ritmo cardíaco elevado, dolores de estómago y de cabeza, temblores, desmayos, sudoración y rubor, y en ocasiones ataques de pánico (p.25). Cabe aclarar que existe una diferencia notable con la timidez, donde se le indica como un rasgo de personalidad y el individuo vive de manera cotidiana sin ningún tipo de trastorno.

3.- En el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se presenta de manera frecuente pensamientos ansiosos o hábitos que la persona cree no poder cambiar, en dónde se encuentra atrapado entre pensamientos e imágenes persistentes y no deseadas con el afán de realizar ciertas expresiones que le conllevan a recluirse socialmente. Existen diferentes grados y características obsesivas, que conllevan a la persona a repetir una y otra vez la misma actividad con el afán de sentirse momentáneamente segura y aunque no existe placer alguno en llevar la actividad a cabo, sólo se le presenta un breve alivio de la ansiedad. La mayoría de los adultos reconoce que sus actitudes ante este trastorno, aunque no las eviten, no tiene sentido alguno.

4.- El estrés postraumático se identifica como un trastorno que discapacita al individuo a recuperarse y a desarrollarse después de un evento traumático. Los recuerdos, pensamientos y sentimientos relacionados al evento se presentan continuamente, por lo que son bloqueados emocionalmente para el desarrollo de sus actividades cotidianas. El trauma se repite en forma de pesadillas y recuerdos perturbadores durante el día, lo que propicia el sentimiento de aislamiento, problemas del sueño y continuos sobresaltos emocionales. Este trastorno se acompaña generalmente por depresión y abuso de sustancias, dónde además se presentan problemas por irritabilidad social y sus relaciones en el trabajo. Generalmente se diagnostica sólo si los síntomas en el individuo duran más de un mes y por lo general se desarrollan en los tres meses siguientes.

5.- La fobia específica es el temor intenso hacia algo en específico y que por lo general no puede causar un daño real, como por ejemplo: uso de elevadores, arañas, grandes alturas, lugares encerrados, vuelo en aviones, perros, túneles, etc. La mayoría de los adultos se dan cuenta que estos miedos no tienen razón ni fundamento, pero el simple hecho de afrontarlos o imaginárselos, provocan en su estado emocional un ataque de pánico.

6.- El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) va más allá que la ansiedad normal que se le puede presentar un individuo día con día. Esta ansiedad es crónica en donde se preocupa excesivamente por muchas cuestiones que le rodean, experimentan demasiada dificultad en la atención y concentración, no concilian fácilmente el sueño y se les dificulta mantenerse en un estado óptimo de desempeño profesional.

7.- La ansiedad durante la infancia y la adolescencia se presentan como miedos intensos preocupación y temor durante largos periodos de tiempo, que terminan afectando profundamente sus vidas.

8.- En la ansiedad por separación se presenta un temor intenso a la separación de las figuras a las que un individuo tiene un mayor apego, se pueden considerar como tal a los padres, cuidadores o abuelos. Este trastorno generalmente va acompañado de tristeza, depresión y miedo en el que se teme que la persona allegada nunca regrese.

La angustia se deriva de la ansiedad, midiéndose con sensación de gravedad y desarrolla un profundo temor sintiéndose como opresión en el centro del pecho o especie de nudo en el estómago, liberándose al momento de llorar. En la tabla siguiente se identifican las principales diferencias entre la angustia y ansiedad:

 

DIFERENCIAS ENTRE ANGUSTIA Y ANSIEDAD

ANGUSTIA

ANSIEDAD

Más visceral.

Paralización vital.

Actividad sobrecogida e inhibida.

Temor indefinido a algo futuro.

Opresión en la boca del estómago.

Más psíquica.

Aceleración vital.

Actividad inquietante.

Temor indefinido a algo presente.

Sensación de falta de aire.

Fuente: Schlatter, 2003, p.16.

 

Modelos de ansiedad exógena y endógena:

El origen del desencadenante de la ansiedad es lo que marca la diferencia entre estas dos características. La ansiedad exógena es externa al sujeto, en cambio la endógena es originada por el mismo, ya sea mediante un trastorno de ansiedad una disfunción fisiológica (Schlatter, 2003, p.17).

 

DIFERENCIAS ENTRE ANSIEDAD EXÓGENA Y ENDÓGENA

 

ANSIEDAD EXÓGENA

ANSIEDAD ENDÓGENA

Origen

Externo, desencadenado

Interno, espontáneo

Antecedentes familiares

Ausentes

Presentes

Tipo de ansiedad

Predominio psíquico

Predominio somático

Curso

Continuo y fluctuante

Crisis

Evolución

Depende el estímulo

Independiente del estímulo

Presentación

Todas la edades

En jóvenes

Conciencia de enfermedad

No: lo atribuye al ambiente

Sí: lo atribuye a enfermedad

Marcadores

No

Sí (por ejemplo, lactato)

Pronóstico

Remite al ceder el estrés

Recidivante

Pérdida de control

Menor

Mayor

Respuesta a psicoterapia

Buena

Mala

Fuente: Schlatter, 2003, p.18.

 

Correlato neuroanatómico y neuroquímico:

Nuestra puerta de entrada al mundo son los sentidos. Por medio de los cinco sentidos obtenemos la información, al procesarla por nuestro cerebro se logra la comprensión y es cuando se relacionan los objetos y las personas que nos rodean. Fisiológicamente todos tenemos las mismas posibilidades al nacer: un cerebro con cien mil millones de neuronas capaces de hacer 10,000 conexiones cada una. De acuerdo a la Real Academia Española (2022) el cerebro es “uno de los centros nerviosos constitutivos del encéfalo, existente en todos los vertebrados y situado en la parte anterior y superior de la cavidad craneal”, por lo que el cerebro es la estructura física donde se origina el pensamiento, los procesos cognitivos y afectivos del ser humano.

Según Ceballos (2010) las áreas centrales del cerebro más importantes relacionadas con la ansiedad son: el complejo septo-hipocámpico y el núcleo central de la amígdala (asiento de toda pasión). Indica además, que “las principales zonas del sistema nervioso central que controlan la ansiedad son el locus coeruleus en el puente y el sistema límbico en el córtex cerebral” (p.77). La estructura que recibe la información de los sentidos y la proyecta a otras zonas del troncoencéfalo y a la médula espinal es el locus coeruleus localizado en la protuberancia del tronco encéfalo, identificándose a la noradrenalina como el principal neurotransmisor de las neuronas de locus coeruleus y que se afectan la respuestas autonómicas y emocionales, obteniéndose el 50% del total de neuronanoradrenérgicas presentándose como el centro modulador de las reacciones de alarma, ansiedad, excitación y miedo.

 

Schlatter (2003), hace hincapié que los núcleos del cerebro implicados en la ansiedad son: la amígdala, tálamo, hipotálamo, hipocampo y la corteza cerebral (p.35).

PAPEL DE LA AMÍGDALA EN LA ANSIEDAD

Fuente: Schlatter, 2003, p.37.

 

La activación del cerebro, mediante los estímulos de alerta o amenaza (real o imaginaria), impele a la amígdala y por ende al hipotálamo a mandar señales a las glándulas suprarrenales, las cuales segregan las hormonas de la adrenalina y cortisol (hormona del estrés). La amígdala cerebral es una pieza clave para la supervivencia. La razón es que nos permite gestionar el miedo y responder luchando o huyendo ante determinados estímulos. Al encontrarnos en los mecanismos de la supervivencia lucha-huida, en el momento de mayor intoxicación por el cortisol, la corteza prefrontal (encargada de pensar, reflexionar, de buscar soluciones) no podrá ejecutar eficientemente sus funciones.

Para Redmond y Huang (1979) “el sustrato biológico de las crisis de angustia es una descarga noradrenérgica debida a una excesiva estimulación o bien a una insuficiente inhibición por parte del locus coeruleus” (mencionado en Ceballos, 2010, p.74). Las crisis de angustia se ponen en marcha por las proyecciones noradrenérgicas sobre el hipocampo y se relacionan con el aumento del metabolismo central de noradrenalina, elevándose su metabolito MHPG identificado también en orina y suero. La función noradrenérgica es elevada a través del incremento de la sensibilidad generada por los trastornos de angustia, además se presenta un deterioro en la regulación presináptica mediante una menor actividad inhibitoria en la liberación de noradrenalina generando por la reducción de la sensibilidad de los receptores alfa-2 (Ceballos, 2010, p.74).

Es importante recalcar que, al presentarse los cambios asociados con una ansiedad crónica, es la serotonina (conocida como la hormona de la felicidad) la que interviene en las terminales sinápticas y éstas aumentan dando lugar a la liberación del neurotransmisor. Por su parte la dopamina (hormona del placer) se encuentra menos relacionada con la génesis de la ansiedad, se ha observado que se incrementan sus niveles al encontrarse en determinadas sustancias ansiógenas, lo que la asocia de forma directa.

Algunas recomendaciones para relajar la amígdala:

  • Practica ejercicio físico y duerme lo suficiente.
  • Disminuye el consumo de cafeína, azúcar y alcohol.
  • Medita y organízate (mediante las herramientas para la administración del tiempo).
  • Haz actividades relajantes y ejercita la atención plena.
  • Consume alimentos con fenilalanina (ricos en proteínas) y ricos en triptófano (para estimular la serotonina).
  • Observa tus pensamientos; ¿qué te preocupa?...
  • Ejercicios de respiración.

 

Modelos del psicoanálisis de Sigmund Freud:

En la teoría psicoanalítica de Freud (1856-1939) el concepto de ansiedad tiene un papel central y sobre todo en su modo de entender la neurosis. Freud sostuvo que la ansiedad tiene un origen psicógeno y elaboró tres teorías a lo largo de su vida para llegar a esa conclusión (Schlatter, 2003, p.42-43):

1.- Hipótesis de la transformación, que se genera por la transformación de una energía en otra.

2.- Reformuló su teoría proponiendo el punto fundamental en la génesis de la ansiedad, donde el individuo se enfrentó a la primera experiencia traumática de su vida.

3.- La última formulación la adecuó a la estructura del aparato psíquico del hombre: ello-yo-súper-yo, en la que le llamó la ansiedad señal, que es aquella ansiedad automática cuando el individuo se enfrenta a un peligro extremo y la señal cuando se anticipa a una amenaza futura.

 

Tratamiento de los trastornos de ansiedad

Algunos de los tratamientos más recomendados son (Ceballos, 2010, p.81-88):

1.- Fármacos ansiolíticos. Son los utilizados para tratar los síntomas de la ansiedad sin producir sueño o sedación y se clasifican principalmente en:

  • Ansiolíticos-sedante-hipnóticos.
  • Agonistas parciales de receptores.
  • Bloqueantes del algún componente vegetativo.

2.- Psicoterapia cognitivo-conductual. Llevada a cabo por un psicólogo experimentado y competente, corresponde a cambiar las ideas erróneas e inadecuados pensamientos (factores cognitivos) y los comportamientos o conductas limitadas, condicionadas o no deseadas (factores conductuales) que propician la generación de síntomas y medios que favorecen el desarrollo y el mantenimiento de los trastornos de ansiedad. Ceballos (2010) indica que la terapia cognitivo-conductual (TCC) “se basa en la psicología experimental, en las teorías del procesamiento de la información y en las teorías del aprendizaje” (p.82).

3.- Reducción del estrés. Se incluyen técnicas de respiración y relajación donde su objetivo es lograr una conciencia plena de nuestras vidas mejorando nuestra salud espiritual emocional y mediante las condiciones de paz controlar nuestro estrés. Su estrategia se cultiva manteniendo la atención en aquellas actividades que nos son satisfactorias, desarrollando nuevos tipos de control y sabiduría, adquiriendo conciencia y profundizando en nuestra visión con el propósito de mejorar nuestra calidad de vida.

4.- Cambios en la alimentación. Mantener el cuerpo con una sana y balanceada alimentación, controlar ciertos alimentos y sustancias que alteran la digestión y el balance del organismo, como por ejemplo eliminación de estimulantes, chocolate, café, azúcar, tabaco y alcohol.

 

CONCLUSIONES


La ansiedad, en la actualidad del ser humano, se ha vuelto un padecimiento mental que se encuentra por encima de enfermedades comunes del afecto, como lo son las adicciones y la depresión. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022) en el primer año de la pandemia, la prevalencia mundial de ansiedad y depresión aumentó en un 25%. Entorno a este mal existe una gran ignorancia en el que prevalece la estigmatización de los individuos que lo padecen, a tal grado que se llega a creer que al menos dos terceras partes de las personas que padecen enfermedades mentales consideran que su mal se deriva de una debilidad de su carácter y no propiamente de un padecimiento neurobiológico (Notimex, 2016). Es claro que se debe mantener un especial cuidado al órgano que regula las emociones y la conducta de los individuos: el cerebro. Por lo que se requiere de llevar una vida saludable, con la intención que se retarden todos los males provenientes de él, ni que se junten los factores requeridos para manifestar alguna enfermedad mental.

La ansiedad, vista como un sistema complejo de reacciones adaptativas-lucha-huida, es común entre los individuos. Forja la base de la sobrevivencia en la salvaguarda personal y en un extremo patológico puede interferir en el desempeño psicosocial y profesional de las personas generando problemas e inadecuaciones a las continuas interacciones humanas. De ello radica la importancia de diferenciar los trastornos de ansiedad, para evaluar su intensidad, su diferenciador y los estímulos que la propician para desarrollar una intervención para tratar el trastorno a tiempo evitando así la degradación de la autoestima del individuo.

Se considera que en México existe un gran campo de acción para llevar a cabo mayores investigaciones referentes a la ansiedad, con el afán de ayudar a la sociedad en valorizar su plena identificación en tiempo y sus posibles repercusiones al no considerársele como objeto digno de diagnóstico y prevención. Para finalizar, como lo menciona Toro et al. (2013) “es indispensable reconocer que aún falta por desarrollar mucha más investigación en torno al constructo de ansiedad, sus dimensiones y sus usos clínicos”.

 

BIBLIOGRAFÍA


Ceballos, R. (2010). Ansiedad y depresión: guía práctica. Alcalá La Real (Jaén): Formación Alcalá.

Clark, D. y Beck, A. (2012). Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad: ciencia y práctica. Bilbao, España: Editorial Desclée de Brouwer. Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.action?docID=10637648

García, L.J. (2013). Tratando…trastorno de ansiedad social. Madrid, España: Ediciones Pirámide. Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.action?docID=11072540

Goleman, D. (2001). Inteligencia emocional. Barcelona: Editorial Kairós.

Moreno, P. (2008). Superar la ansiedad y el miedo: un programa paso a paso (8a. ed.). Bilbao, España: Editorial Desclée de Brouwer. Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.action?docID=10473071

Schlatter, J. (2003). La ansiedad: un enemigo sin rostro. España: Ediciones Universidad de Navarra. Disponible en http://site.ebrary.com/lib/initesp/reader.actiondocID=10637363

Toro, R., Nieto, T., Mayorga, N. y Montaño, L. (2013). Ansiedad clínica: instrumentos de auto-reporte más usados en población adulta. Revista Vanguardia Psicológica, 3(2), p-173-183. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4815154.pdf

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